lunes, 24 de noviembre de 2008

Créditos rápidos

Los créditos rápidos, afectados por la crisis

Tienen problemas de liquidez y morosidad y prácticamente no les queda margen de maniobra: convertirse en bancos comerciales. Las entidades financieras de crédito (las compañías que han venido concediendo préstamos rápidos y fáciles, por Internet, teléfono y sin apenas burocracia) pueden seguir el camino de grupos como American Express, para beneficiarse de los planes de rescate gubernamentales.

Después de recibir un «no» rotundo del Ministerio de Economía, ante su petición de participar directamente en las subastas del Fondo de Activos para bancos y cajas, sólo les queda la opción de convertirse en bancos comerciales para seguir funcionando.
Así lo estiman fuentes del sector, agrupadas en la Asociación Nacional de Entidades Financieras de Crédito (Asnef), quienes consideran que serán las entidades con mayor capitalización «las que logren convertirse en nuevos bancos» y acceder al rescate.
Demasiados costes
«El problema para otras muchas», admiten en Asnef, «es que en España hay un modelo muy garantista que conlleva altos costes para los bancos, y no pueden ser asumidos por todos». Las financieras que no se conviertan no tendrán acceso al fondo, pero tampoco a otras ayudas, como las que se ofrecen con el Plan VIVE para automóviles o los préstamos que concede el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Por ello, una buena parte no tendrá más remedio que convertirse en sociedades mercantiles (anónimas o limitadas). El «problema» de estas futuras compañías es que no se encontrarán bajo el paraguas de la regulación, ni de la supervisión oficial, al no ser consideradas entidades financieras. Algo que, a juicio de los responsables de Asnef, «perjudicará al ciudadano», porque precisamente ahora es cuando el cliente intenta obtener más garantías con su banco.
Arrastrados sin el consumo
La situación de estas entidades se ha venido deteriorando en los últimos meses, como consecuencia de la crisis. Los créditos al consumo, esos que se obtenían en pocas horas o en los que apenas se pedía tramitación, están a la baja. Se trataba de un modelo demasiado idílico como para que las entidades que comercializaban estos productos no se vieran afectadas por la crisis.
Durante el primer semestre de 2008, la financiación de bienes de consumo ha caído un 7,3%, según Asnef. El descenso ha sido muy acusado en los préstamos personales, cuya cuantía ha caído un tercio con respecto al mismo periodo de 2007.
Uno de los grandes problemas ha sido que se han ofrecido créditos para cualquier tipo de compra a unos tipos de interés que, de media, rondan el 10%, pero que en algunos casos han llegado al 24%.
«Era una financiación pensada para duraciones cortas, pero calculada para periodos de reembolso más próximos a los del sector inmobiliario», según explica Julien Boyer, presidente de Solventia, compañía dedicada a la externalización de procesos de crédito.
El usuario se había percatado de la facilidad al obtener un crédito de este tipo, una práctica «que se ha vulgarizado», indica Julien Boyer. «Parecía ya una cosa natural ir a pedir un préstamo» para cualquier cosa. De hecho, España se ha situado entre los cuatro países de la Unión Europea con más crédito rápido al consumo. Hace 15 años, ocupaba la última posición.
Existen dos factores que han influido tanto en el rápido crecimiento de este modelo, como en su caída: una buena parte de la actividad se ha generado gracias a la captación masiva que han hecho las entidades; y se ha realizado una mala utilización de productos como las tarjetas por parte de los usuarios, «que se han dejado llevar por la bonanza y han buscado un crédito fácil en forma de tarjeta, cuando no es ése el objetivo de estos productos», afirma Julien Boyer.

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