sábado, 21 de junio de 2008

EEUU-HIPOTECAS

Redada contra fraude hipotecario para estabilizar mercado y animar inversión

La reciente redada de las autoridades de EEUU relacionada con fraudes hipotecarios, incluida la detención de dos ejecutivos de la banca Bear Stearns, ha desencadenado más investigaciones en otras empresas y pretende restaurar un clima de mayor estabilidad y confianza inversora.

Ralph Cioffi y Matthew Tannin, dos ex gestores de fondos de alto riesgo en ese banco, son hasta hoy los primeros acusados penalmente que ha generado la crisis hipotecaria en EEUU, que ha llevado a bancos y entidades financieras a contabilizar por más de 350.000 millones de dólares en pérdidas.

Las imágenes de los dos ejecutivos camino del juzgado ha reavivado el recuerdo de otros grandes escándalos como Enron, WorldCom o Adelphia, entre otros no tan lejanos, en las que sus principales ejecutivos fueron condenados por fraudes contables y engañar a los inversores.

La detención e inculpación de los dos ex ejecutivos de Bear Stearns forma parte de una amplia investigación de las autoridades federales desarrollada en los últimos tres meses y medio, que ha permitido descubrir más de un centenar de casos de fraude hipotecario y ha generado la acusación de unos 406 individuos.

Es la tercera ocasión desde 2004 en que las autoridades realizan una operación de ese tipo a nivel nacional, en un intento también de infundir confianza al mercado y a los ciudadanos, muchos de los cuales se ven contra las cuerdas por los abusos sufridos durante el proceso para obtener una hipoteca.

"El fraude hipotecario representa una amenaza importante para nuestra economía, para la estabilidad de nuestro mercado de la vivienda y para la tranquilidad de millones de propietarios", subrayó el fiscal general adjunto de EEUU, Mark Filip, al anunciar el jueves la amplia redada.

Agregó que la investigación y persecución de delitos relacionados con el sector hipotecario continuará, con el propósito de "restaurar la estabilidad y confianza" del mercado crediticio y de la vivienda.

La última operación, denominada "Hipoteca Fraudulenta", que sigue en marcha, se centra en fraudes vinculados a la concesión de préstamos, al rescate de ejecuciones de hipotecas y a procesos de bancarrota asociados a ese tipo de préstamos, según las autoridades.

La aportación de información falsa sobre el tomador del préstamo o cobros abusivos a propietarios de viviendas, que pasan por una difícil situación económica y desean evitar la ejecución de una hipoteca, son algunas de las tácticas ilegales que indaga el Departamento de Justicia y el FBI.

También se investigan operaciones financieras más sofisticadas y que mueven miles de millones de dólares, como lo refleja el caso de los ejecutivos de Bear Stearns.

La acusación formal contra Cioffi y Tannin alega que ambos engañaron a los inversores que aportaron más de mil millones de dólares a dos fondos que crearon en 2003 y 2006 para invertir en obligaciones respaldadas con deuda (CDO), incluido hipotecas.

A pesar de que los ejecutivos consideraban ya hacia marzo de 2007 que los fondos pasaban por una grave situación y corrían riesgo de quebrar, no advirtieron de ello a los inversores e incluso les dibujaron un panorama muy distinto, con el propósito de impedir una retirada masiva de fondos y conservar su reputación.

El 9 de junio de ese año y cuando el colapso de los fondos era inminente, Cioffi manifestó que, si no lograba cambiar la situación "he echado 30 años de carrera por el desagüe", según la acusación.

El documento explica también que, a pesar de conocer la difícil situación de los fondos, Cioffi y Tannin trataron de aumentar su liquidez asegurando a potenciales inversores que el mercado ofrecía tremendas "oportunidades de compra", cuando en privado tenían una percepción muy distinta.

"Lo creas o no, he sido capaz de convencer a gente para que aporte más dinero", manifestaba Tannin en marzo en un correo electrónico a otro miembro del equipo gestor, según recoge el documento de 28 paginas.

En junio, quienes mantenían aún dinero invertido fueron informados de que ambos fondos habían perdido el cien por cien de sus respectivos valores, lo que representaba una perdida de alrededor de 1.400 millones de dólares.

La investigación que inició poco después la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de EEUU permitió descubrir también que algunos ordenadores utilizados por ambos ejecutivos en su trabajo habían desaparecido.

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