viernes, 13 de junio de 2008

CRISIS

Los ladrillos se acumulan al acabarse el 'boom'

Mil millones de ladrillos - tres meses de producción - esperan en las factorías de La Sagra, la mayor zona de producción de ladrillos y azulejos de España, desde que el sector de la construcción pegase el freno tras una década de expansión.

En localidades cercanas, como Alameda, los esqueletos de bloques de apartamentos a medio construir permanecen abandonados por constructoras que ya no tienen dinero ni crédito. Hasta un millón de viviendas permanecen vacías, tras años de sobreconstrucción.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que España será el país desarrollado más afectado por la crisis mundial de crédito.

"La economía española está sufriendo un ajuste feroz," dijo Antoni Espasa, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. "Va a sufrir más que Europa y tardará más en recuperarse".

Los grandes bancos y empresas como Santander o Acciona hace tiempo que diversificaron sus ingresos, lanzándose al exterior. Pero las pequeñas y medianas empresas son las que más van a sufrir el recorte.

Hasta el año pasado, en España se financiaron y construyeron más viviendas que en Alemania, Italia y Reino Unido juntos, convirtiéndolo en el país más dependiente del sector aparte de Irlanda.

En La Sagra, a 65 kilómetros al sur de Madrid, las fábricas de ladrillos y los obreros empiezan a quebrar a medida que los bancos dejan de dar préstamos, afectados ellos también por el recorte de créditos, y los españoles dejan de comprar casas.

Felipe Greciano, delante de su silenciosa factoría, está visiblemente afectado por la entrada en pérdidas de su empresa, que le ha obligado a despedir a dos decenas de empleados con los que había trabajado casi toda su vida adulta.

Greciano cerró la fábrica de ladrillos Los Apares en Cobeja ya que las constructoras están congelando sus proyectos.

"Estamos en una crisis psicológica", manifestó, mientras ayudaba a los trabajadores a cubrir la maquinaria y almacenar las últimas paletas de ladrillos. "Sabes cómo son los españoles, cuando hay una crisis la gente se cierra en banda".

CONTAGIO

España era una de las economías estrella de Europa hasta el año pasado gracias en parte a la construcción de viviendas, que este año se espera caiga un 70 por ciento y expulse a un millón de trabajadores a finales de 2009, según la principal patronal del sector.

La octava mayor economía del mundo se ha visto golpeada simultáneamente por el final del 'boom' de la construcción, el recorte de créditos, la escalada del crudo y un euro en niveles récord, a lo que se añade una probable subida de tipos en julio por parte del Banco Central Europeo.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pronostica una recuperación para el año que viene y un tres por ciento de crecimiento del PIB para 2010, pero el FMI y la OCDE pronostican años de estancamiento mientras el país intenta transformar su economía de baja productividad.

"No estamos transitando hacia industrias de alta-competitividad para competir, estamos en una crisis económica en la que el paro está subiendo", dijo Rafael Pampillon, director del departamento de economía del Instituto de Empresa.

En La Sagra están muy molestos con los optimistas pronósticos del presidente del Gobierno y su negativa a dar créditos de emergencia a un sector que alimenta una quinta parte del crecimiento de la economía, más del doble que la media en la eurozona.

"Zapatero nos ha dejado con el culo al aire", lamentó Luis Ruiz, un constructor de La Alameda.

El presidente confía en un paquete de estímulo económico de 10.000 millones de euros, financiado con el superávit presupuestario reformas estructurales e inversión en infraestructura para evitar la recesión e impulsar la recuperación el año que viene.

Ha dicho que se podrán sustituir los empleos en la construcción por otros en los sectores industrial o de valor añadido.

"Un 85 por ciento de nuestros trabajadores no tienen una formación académica. ¿Qué van hacer si cierra esa fábrica?" preguntó Héctor de Pinto Sánchez en una fábrica de ladrillos de La Alameda.

/Por Andrew Hay/

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