lunes, 28 de enero de 2008

El miedo y la operativa a crédito hacen estragos
La bolsa nunca dejará de sorprendernos. El viernes de la semana pasada las acciones de Société Générale cayeron un 8,24%, se achacó a posibles pérdidas por las hipotecas basura y arrastró al resto de bancos.

El lunes, los índices bursátiles europeos cayeron a plomo. Se habló de crack y se asustó hasta la Reserva Federal, hasta el punto de convocar una reunión extraordinaria y decidir bajar los tipos de interés un 0,75%.

Esa madrugada se desplomaban los índices asiáticos y los futuros sobre los índices estadounidenses en el Globex. Los parqués europeos volvieron a tambalearse y nuestro maltrecho Ibex 35, que la jornada anterior había perdido un 7,54%, se dejó en la apertura otro 5%. La Fed dio a conocer su decisión y, de momento, la caída se cortó en seco. Sin embargo, los índices estadounidenses la acogieron con frialdad y se interpretó que una medida tan drástica debía obedecer a que la situación de la economía estadounidense era dramática.

El miércoles, Trichet , el presidente del BCE, echó mas leña al fuego al no mostrar la menor intención de bajar los tipos de interés. El Ibex 35 cayó otro 4,56%, en tres días se habían perdido sesenta mil millones de euros y a nadie le llegaba la camisa al cuerpo. Sin embargo, y es lo alucinante de la bolsa, se obró el milagro. Los índices estadounidenses subieron al cierre de la sesión y al día siguiente las órdenes de compra inundaron las plazas europeas. Una locura que además tiene tintes de vodevil porque, a posteriori, se ha dado a conocer que el detonante de las ventas masivas del lunes fue Société Générale que, tras descubrir que un operador había hecho un agujero de 4.900 millones de euros con operaciones fraudulentas, vendió a saco para cerrar todas las posiciones de futuros.

Los datos económicos son irrefutables, el crecimiento económico se va a ralentizar y, en general, las empresas van a ganar menos, pero se ha dado tal varapalo a las bolsas que muchas acciones han descontado todos los males presentes y futuros. Hay precios muy atractivos y valores con mucho potencial a medio y largo plazo, pero hay que asumir que, a corto, hay riesgo.

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