domingo, 21 de septiembre de 2008

Los créditos de cobro dudoso se multiplican por cinco en un año y suman 4.000 millones

La crisis económica no se limita únicamente a los grandes bancos internacionales, las promotoras inmobiliarias, las cotizaciones bursátiles o las oscilaciones en el precio del petróleo.

La cara humana no sólo está en Wall Street y el desplome se plasma en las estadísticas relativas a la morosidad de los créditos concedidos por bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito, que al cierre del primer semestre del año se situó en el nivel más alto de los últimos diez, de acuerdo con los datos facilitados por el Banco de España.

En el caso de la Comunidad Valenciana, el índice del 2,15 por ciento se traduce en que hay préstamos cuya devolución es más que dudosa por valor de 3.980 millones de euros, cinco veces más que un año antes.

De acuerdo con las últimas cifras difundidas por el Banco de España, los depósitos de las empresas y particulares de la región ascendía a 100.726 millones de euros en junio, lo que representa un pírrico incremento de 124 millones -un 0,1 por ciento- respecto al cierre del primer trimestre del año.

La sangría se hace más evidente si se comparan los datos con lo que concluyó 2007. Entonces, el ahorro de los valencianos ascendía a 101.918 millones de euros. Seis meses después ha caído en 1.192 millones.

Estas cifras reflejan claramente la pérdida de capacidad adquisitiva de las sociedades mercantiles y las familias, que dificulta el ahorro, a pesar de que las entidades financieras se han lanzado hacia una cruenta batalla para captar depósitos con condiciones ventajosas.

La escalada de precios, el aumento del paro y la pérdida de competitividad en los mercados internacionales configuran un escenario complejo para las finanzas valencianas.

En el lado contrario, las estadísticas del Banco de España indican que los créditos a fecha de 30 de junio sumaban un montante de 185.159 millones de euros, lo que representa un incremento que apenas supera el 1,8 por ciento.

Esta paupérrima evolución evidencia dos circunstancias reiteradas en los últimos meses, pero que se han acentuado en el transcurso del actual ejercicio. Por un lado, confirma las restricciones al crédito impuestas por bancos, cajas de ahorros y cooperativas.

Además, deja claro que la demanda ha caído en seco. En este sentido, el frenazo en la compra de viviendas y vehículos explica el comportamiento estadístico.

Con todo, la diferencia entre lo que las Administraciones, empresas y particulares de la Comunidad tienen ahorrado en el sector financiero y los préstamos que tienen concedidos sigue creciendo y ya alcanza un deuda con el sistema bancario superior a los 84.443 millones de euros, a diferencia de lo que sucede en el grueso de las autonomías españolas.

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