Fuerte discrepancia de Moody´s y el Banco de España sobre la solvencia de bancos y cajas
La agencia de calificación Moody´s, que casualmente tiene previsto celebrar hoy en Madrid un encuentro con inversores, ha rebajado a negativa su perspectiva sobre el sistema financiero español por la mayor debilidad del mercado inmobiliario y el creciente endeudamiento de los hogares. Además, Moody´s ha recortado el «rating» de varias cajas como Caja Insular de Ahorros de Canarias, Cajamar Caja Rural, Soc. Coop. de Credito, Caja de Ahorros de Avila y Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, dejando también en situación de vigilancia para un posible recorte a otras entidades de ahorro.Moody´s prevé un incremento considerable de la morosidad en 2008 por la debilidad del mercado laboral y la corrección del precio de la vivienda. Y advierte de los problemas de financiación del mercado, la crisis crediticia global y la incertidumbre macroeconómica, sobre todo en la construcción y el segmento inmobiliario.
Corriente de pesimismo
Sin embargo, este análisis, que muchas fuentes enmarcan dentro de esa creciente corriente de pesimismo que sobre la situación económica española tienen medios de comunicación británicos, discrepa totalmente del último informe de estabilidad financiera del Banco de España, de primeros de abril, en el que el regulador es mucho más optimista.
Este informe del supervisor que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez, analiza pormenorizadamente los escenarios más difíciles en los que se puedan encontrar las entidades españolas por la crisis de los mercados y pone de manifiesto que la comparación internacional de los ratios de morosidad no hace sino reforzar el bajo punto de partida de las entidades españolas. Y añade que nuestro sistema bancario tiene los mejores ratios de morosidad entre los sistemas de nuestro entorno, destacando la diferencia con los tres mayores países de la zona del euro, con ratios de morosidad cinco veces superiores.
El regulador financiero español afirma que ahora los fondos de insolvencias cubren en más de dos veces el volumen de activos dudosos, de tal modo que si estos se multiplicaran por dos, las entidades tendrían constituidos los fondos necesarios, sin que ello repercutiera en sus resultados. Es más, si se considera una pérdida en caso de impago, en torno a un tercio para el conjunto de la cartera, lo que es un cálculo exagerado, el volumen de activos dudosos cubierto por los fondos constituidos se multiplica por seis. Por el contrario, para la media de las entidades europeas, la cobertura de los activos dudosos se sitúa por encima del 65% de estos.
Pruebas superadas
Para hacer cálculos sobre algunos segmentos de negocio como el de financiación a promotores inmobiliarios, que experimentan una desaceleración intensa, el regulador realiza pruebas de resistencia «stress testing» que las entidades españolas logran superar. Así, un primer ejercicio consiste en multiplicar la ratio de dudosos del crédito a promotores en el peor momento del anterior ciclo económico (13,1% en diciembre de 1993) por la exposición corriente, en diciembre de 2007, y considerar una pérdida en caso de impago del 50% (tasa de recuperación del 50%), muy elevada tratándose de activos inmobiliarios.
Con estos supuestos exigentes, la pérdida total sólo representaría el 63% del actual fondo de insolvencias. En un escenario menos drástico, teniendo en cuenta los significativos cambios que se han producido en la economía española, en la situación financiera de las empresas y en la gestión del riesgo de crédito por parte de las entidades, con, no obstante, unas hipótesis duras sobre la evolución de la actividad productiva en los dos próximos años, como sería el estancamiento del crecimiento, se prevén ratios de morosidad en torno a la mitad de las observadas en el máximo de 1993. Dichos ratios, unidos a una pérdida en caso de impago del 50%, se traducirían en un impacto en el fondo de insolvencias del 31%.
El informe concluye que el sistema bancario español, gracias a una política de provisiones conservadora, está en condiciones de afrontar, en el caso en que tuviera lugar, un rápido y significativo empeoramiento en la morosidad inmobiliaria.
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