Los pleitos por no pagar hipotecas ya casi doblan a los de hace dos años
En los cuatro primeros meses del año, con 33 casos, se supera la cifra del primer semestre de 2006 Los bancos están obligados a acudir al juzgado con tres letras sin pagar, pero antes de la subasta existe una única oportunidad de afrontar la deudaHace dos años firmar una hipoteca era fácil. Los bancos competían con tipos de interés por los suelos. Pero las tornas han cambiado. Una subida brusca del euríbor que no todo el mundo incluyó en sus cuentas personales dibuja hoy un panorama muy distinto. Ahora la misión de muchos de los que entonces contrataron un crédito hipotecario es la búsqueda desesperada de fórmulas para afrontar el pago de las letras y sobrevivir al mes. Algunos, lo consiguen. Para otros, ya se ha convertido en una misión imposible. Y acaban delante de un juez con sus más preciadas posesiones en peligro. De mantenerse el ritmo de los cuatro primeros meses de este año en los juzgados, las ejecuciones hipotecarias doblarán prácticamente las que hubo 2006, último año de gran bonanza económica.
De seguir así en los próximos meses la progresión registrada ahora -y las previsiones no son halagüeñas- se habrá registrado algo menos del doble de ejecuciones que hace dos años. En la actualidad los juzgados de Jaén reciben un caso de demanda por impago de hipoteca por cada tres o cuatro días. Se denomina ejecución del crédito hipotecario. Cuando de la economía española sólo se hablaban bondades -en 2005 por ejemplo- entraba una demanda cada siete días.
De enero a abril de este año, fueron 33 casos los presentados en los juzgados por parte de las entidades bancarias. En todo el año 2006 no se llegó a la cifra de 65. Y aunque en 2007 ya se notó el incremento como reflejo de la desaceleración de la capacidad económica de las familias -79 en todo el año-, es en estos primeros meses del año cuando puede comenzar a hablarse de una subida significativa.
Aún no se han llegado a los niveles del año 1993, cuando este tipo de demandas por hipotecas impagadas se daban aún con más frecuencia, pero el cambio se ha hecho notar.
Felisa Becerra, directora de coyuntura de Analistas Económicos de Andalucía (AEA), puntualiza que «técnicamente» no se puede hablar de crisis. «La morosidad en España sigue siendo de las más bajas de Europa, con un 1%. Lo que sí es cierto es que está aumentando este factor y de ahí que el Banco de España haya advertido a las entidades financieras que sean cautelosas a la hora de conceder los créditos», añade. En otros ámbitos, como en el comercial, la morosidad también ha aumentado. En Jaén, las cifras hablan de un aumento del 21,4%en productos impagados, según publicó recientemente el Instituto Nacional de Estadística.
¿Negociar o ejecutar?
En el terreno bancario, la mejor alternativa para las entidades no es ejecutar la hipoteca, es decir, presentar la demanda en el juzgado por impago. ¿Por qué? Es sencillo: su negocio no es el del ladrillo. Antes de llegar al recurso judicial, lo habitual es que intente negociar con el cliente. Con una rebaja del tipo, con una ampliación del plazo para recortar la cuota mensual, con un diferencial más ventajoso... Eso sí, siempre teniendo en cuenta la situación económica del afectado.
Tal y como afirma Pablo Pérez, delegado territorial para Granada y Jaén de la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas (Ausbanc), «cuando el banco llega al juzgado es porque el caso no tiene remedio y los plazos legales se han cumplido sin solución de negociación».
Y es que, a la tercera cuota mensual impagada, están obligados a presentar la demanda para ejecutar el crédito hipotecario. El plazo máximo son 90 días. Lo que no quiere decir que puedan comenzar el proceso judicial antes.
Pérez explica que la ley permite una última oportunidad antes de perder la vivienda y una vez ejecutado el crédito. Cuando se trata de la primera hipoteca se puede pagar el total de lo que se debe, más los intereses generados, más las costas procesales del pleito y rehabilitar el crédito, esto es, recuperar la posición anterior. El banco está obligado a ello. «En realidad se producen muchas rehabilitaciones de estos préstamos, pero la gente debe ser consciente de que sólo se puede hacer esto una vez», recuerda Pérez.
A un paso de la subasta
El siguiente paso a la ejecución, sino se logra rehabilitar el crédito y no se llega a un acuerdo, es la salida a subasta pública del bien afectado por la hipoteca. Y se adjudica al mejor postor. A efectos prácticos, la propiedad de la vivienda se pierde. Y en el primer paso de un proceso que puede terminar de este modo se han visto ya este año más de una treintena de titulares de créditos hipotecarios. Desde AEA, Felisa Becerra apunta que es difícil elaborar una estadística sobre el tipo de personas que están cayendo en esta situación en la actualidad. Pero el perfil habla de asalariados, de la clase media, de aquellos que asumieron una hipoteca al límite de sus posibilidades.
El límite para obtener un préstamo de este tipo está en que la cuota mensual se lleve un 33% del total de los ingresos. «Se ha dado hasta en casos del 40% y quienes lo asumieron al límite y no previeron una subida del euríbor se ven en serias dificultades».
Las consecuencias de la crisis en el eslabón más débil de la cadena, el consumidor, aún no han hecho más que empezar.
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