viernes, 18 de abril de 2008

MOROSIDAD EN HIPOTECAS

La morosidad crece el doble en consumo que en hipotecas

Los hogares que tienen problemas para hacer frente a sus compromisos de pago prefieren cumplir con la hipoteca y devolver los recibos de la nevera, el coche o el último viaje que se realizó.

Siempre se ha dicho que la gente, cuando está en apuros, deja de pagar cualquier cosa menos la casa. Los números así lo demuestran. En los últimos dos años, la morosidad (el porcentaje de activos dudosos sobre el total del crédito) de los créditos al consumo ha crecido dos veces más rápidamente que la relacionada con la vivienda.

Según datos del Banco de España, la morosidad del crédito concedido por las entidades financieras para la adquisición y rehabilitación de vivienda ha pasado del 0,40% del primer trimestre de 2006 hasta el 0,73% del cierre del pasado año, con un aumento de 33 puntos básicos.

En el mismo periodo, la morosidad del crédito para la adquisición de bienes de consumo duradero y de bienes y servicios corrientes ha repuntado 71 puntos básicos, hasta el 2,52%. Los bienes y servicios corrientes incluyen viajes, préstamos para las compras de valores y de terrenos rústicos.

Como es sabido, las cajas sufren más morosidad que los bancos en hipotecas. Sin embargo, en la financiación al consumo se invierten los papeles: los bancos tienen el doble de morosidad que las cajas.

En ambos casos, las entidades aseguran que no hay razones para alarmarse. El repunte de la morosidad estaba previsto, porque el crédito creció a un ritmo endiablado en los últimos años y, como advirtió repetidamente el Banco de España, siempre suele haber un desfase temporal entre el aumento del crédito y la aparición de la morosidad. Ahora, con el cambio de ciclo económico y el pinchazo del ladrillo en España (empeorado por la crisis internacional del crédito), están repuntando con fuerza los impagos.

“El crecimiento del número de recibos devueltos a finales del año pasado y principios de éste ha sido enorme”, reconocen fuentes del mercado ante la situación que atraviesa el negocio del crédito al consumo. Se da la circunstancia de que la banca venía en los últimos dos años impulsando esta actividad para mejorar sus márgenes y compensar la paulatina desaceleración del negocio hipotecario.

Ahora se enfrenta, sin embargo, con un negocio que, al igual que las hipotecas, está sufriendo un aumento de los impagos, hasta el punto de que en 2007 se produjo el mayor aumento en un año del volumen de morosos en estos créditos (4.302 millones) desde, al menos, 1999. “Lo que afecta a esta actividad es el desempleo, que está creciendo, y la evolución de los tipos de interés, que elevan la cuota de las hipotecas y reducen la capacidad adquisitiva de los consumidores para pagar otros créditos”, explican fuentes de un banco.

Aunque puede haber otra razón que explique el impulso de la morosidad. Estas fuentes defienden que “con la crisis de liquidez la banca se ha vuelto más prudente y ha ajustado su política de descubiertos (situación en la que el titular de una cuenta dispone de fondos que exceden del dinero que hay en cuenta), con lo que mucha gente, que iba al día y pagaba cuotas quedándose en descubierto, la entidad se ha encontrado con que el cliente devuelve los recibos”.

Más allá del aumento de los morosos, esta actividad (créditos para adquisición de bienes duraderos, y otros) está creciendo a un menor ritmo. De hecho, según se desprende de las estadísticas del supervisor, este negocio aumentó el pasado año un 9,7%, hasta los 171.038 millones de euros. Se trata de la menor alza en un año desde 2000.

Otras fuentes llaman la atención sobre la inversión nueva (nuevos créditos concedidos). “La inversión nueva está creciendo menos, e incluso decreciendo. Hay que tener en cuenta que lo que más peso en el volumen del crédito al consumo son los préstamos para la compra de coche, y en ese sentido están cayendo las ventas de coches”.

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